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El contar con los estudios definitivos del Metro, con una parte importante de su financiamiento,
y propuestas concretas para su construcción, constituye una ventaja que debe ser aprovechada
oportunamente. Pero es necesario también tomar medidas urgentes, que solventen l demanda
de transporte hasta que el Metro entre en funcionamiento. En esta línea, implementar,
fortalecer o ampliar modalidades tales como el BRT y conexiones transversales, que forman
parte del concepto integrado de transporte público, es necesario para el funcionamiento integral
de la movilidad en el DMQ.
En cuanto al Metro de Quito, es necesario conducir el proyecto hacia condiciones de viabilidad
financiera con la finalidad de incorporarlo dentro de la agenda pública como un proyecto factible
de mediano plazo, toda vez que este constituye un eje estructurante del sistema integrado de
transporte y de sus futuras ampliaciones hacia los valles y enlaces con propuestas de sistemas
de transporte público similares que son promovidas por circunscripciones vecinas (cantones
Rumiñahui y Mejía).
No se ha tomado una decisión sobre la incorporación de la vía Troncal Metropolitana al sistema
vial metropolitano, proyecto para el cual se cuentan con estudios definitivos. La afectación de
esta vía data de hace más de 40 años y ha venido generando impactos negativos para el
desarrollo de la zona de influencia, tanto desde la acción pública como de la promoción privada.
En la meseta de Quito, la red vial principal, que acoge al sistema integrado de transporte, no ha
sido provista con modos alternativos y complementarios que faciliten la movilidad en el sentido
norte sur y además posibiliten la articulación con ejes transversales integrados.
Visión de la Movilidad para el DMQ
“La movilidad de personas y mercaderías en el DMQ se realiza de manera sostenible con
sistemas de transporte eficientes, innovadores, inteligentes, solidarios, seguros y cómodos, con
tiempos de viaje razonables a través de espacios públicos agradables, donde prima el mutuo
“Quito no reúne aún las condiciones de gestión e implementación para ser
considerada una ciudad inteligente. No muestra señales de adecuación en sus
respuestas orientadas a satisfacer los requerimientos ciudadanos. La movilidad no
es integral respecto al territorio y el transporte público no brinda la calidad necesaria
para que sea una verdadera opción. No hay una estructura de centralidades que
brinde servicios adecuadamente distribuidos para posibilitar la actividad ciudadana
con optimización de tiempo y calidad, y que sirvan como motores de concentración
de servicios y actividades que consoliden y organicen el tejido disperso y poco denso,
característicos en la ciudad. La falta de tratamiento de las aguas residuales atenta la
calidad de ríos y las limitaciones en la gestión de residuos advierten riesgos en la
salud pública. La conceptualización lograda para la integración de áreas naturales
tejidas con la urbe, requiere concretarse en estrategias y planes para su realización.”